Virgen del Castillo
Historia de su restauración- Fecha de restauración 2010/11
- Dirección Dª Carmen Pérez García
- Realizada por Instituto Valenciano de Conservación y Restauración (IVC+R)






Traslado de la imagen bajando del santuario.
Diagnóstico y estado
Toda la escultura presentaba en toda su superficie una capa de suciedad acumulada con el paso del tiempo, así como una capa de barniz, siendo su estado de deterioro avanzado.
En el soporte de alabastro se apreciaban varias roturas, encolados y antiguas reconstrucciones. Desmontada la parte de orfebrería se detectan zonas de oxidación por contacto de elementos metálicos.
El daño más importante que se observa en cuanto a la policromía es la pérdida que ha sufrido y el riesgo de pérdida continuada. Tanto la policromía como los dorados que se observan en superficie no son originales.
Los siete siglos de historia, llegaron a deteriorar gravemente la imagen, que estaba horadada por tornillos, clavos y pernas. La talla presentaba diversas roturas antiguas en la cabeza del niño y la cabeza de la Virgen, que estaba rota por dos sitios.






Tratamiento e intervención
Realizadas las radiografías, analíticas y catas en varlas zonas de la pieza se puso de manifiesto la cantidad de intervenciones que ha sufrido.
Basándose en las analíticas se resolvió eliminar la capa de suciedad superficial de polvo y humo, así como la capa de barniz protector que presentaba una oxidación acusada.
Teniendo en cuenta la calidad y el estado de conservación de las distintas zonas se decidió eliminar parte de las intervenciones anteriores pero sin llegar a la policromía original.
Ante la intervención de una imagen de culto, se acometió la reintegración volumétrica y cromática completa.
Repasando la policromia de talla.


La virgen del castillo restaurada en su camarín.
La imagen restaurada
La nueva Imagen restaurada respeta la talla venerada por los cullerenses. No se ha devuelto totalmente su aspecto original, sino al que está acostumbrada la ciudadanía de Cullera.
El manto y el vestido iban policromados totalmente, pero ésta pintura se ha perdido, por el paso del tiempo. Tampoco el color de la carne, es el inicial, sino una policromía posterior muy buena. Se ha recuperado el pigmento azul ultramar de las vueltas del manto y se ha eliminado una reconstrucción tosca del velo, rehecho “siguiendo el volumen de la talla”. Se ha retirado la purpurina y se ha cubierto con oro los bordes del manto, cuello y vestidos y redescubierto las preciosistas botonaduras.
Se ha eliminado toda la escayola añadida, sobre todo la que recubría parte del osezno, dejándolo ahora al descubierto y pudiendo contemplar toda su belleza, incluso las garras del mismo, que anteriormente casi no se apreciaban.
La talla mantuvo todos sus adornos, así como la peana que la sostiene, aunque éstos no son originales, sino que se incorporaron en el siglo XVIII
A la corona y aureola le faltaban muchos esmaltes. Se han sustituido las perlas y corales, por unos mejores, aportados por el Patronato de la Mare de Déu del Castell.